Fake it until you make it.
La famosa frase en inglés, que pretende ser motivacional, adopta un nuevo sentido en el mundo de los influencers. Un fraude que en esta ocasión alcanza otro nivel, aún más rebuscado.
Influencers que falsifican acuerdos publicitarios
Hace unos años, engatusar a tus seguidores con productos y servicios varios podría verse como un movimiento en falso. Una acción que indicaba que te estabas vendiendo a una marca.
Ahora, sin embargo, se ha convertido en todo lo contrario: un símbolo de éxito. Una muestra de tu valía. Por eso, si aún no lo has conseguido, quizás tu mejor opción sea falsificarlo como dice el dicho. Y eso es lo que están haciendo muchos influencers: falsificar acuerdos comerciales con marcas.
Pasar de ser un usuario regular de Instagram o YouTube para convertirse en un influencer profesional no es una tarea fácil. Después de archivar tus fotos antiguas, redefinir tu estética, y hacer crecer tu base de seguidores hasta alcanzar las cuatro cifras (como mínimo), llega el siguiente paso: acercarte a las marcas. Y ese primer acuerdo comercial es el más complicado de alcanzar. Las empresas quieren ver tus habilidades promocionales, así como trabajos y campañas anteriores. Y por ese motivo algunos influencers han optado por adoptar esta nueva estrategia.
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El fraude de los influencers ha costado 12 millones en 2018
{ "id":"7281", "titular":"El fraude de los influencers ha costado 12 millones en 2018", "prefijo":"actualidad", "slug":"estudio-influencers-marketing-fraude-h2h", "image":"/media/cache/intertext/estudio-fraude-influencers.jpg", "path":"/actualidad/estudio-influencers-marketing-fraude-h2h" }Sydney Pugh, una influencer de lifestyle de Los Ángeles, falsificó un anuncio para una cafetería el pasado verano. Compró su propia bebida y añadió un texto promocional escrito especialmente con ese estilo. Un tono que sus seguidores reconocerían inmediatamente como algo promocional, aunque no lo sea. Y es que, después de ver el mismo contenido de sponsors una y otra vez, es bastante sencillo replicarlo, aunque no estés cobrando por ello.
Taylor Evans lo llevó al siguiente nivel, falsificando unas vacaciones por completo. En realidad estaba allí de vacaciones, un viaje por el que pagó con su propio dinero. Sin embargo en Instagram lo vendió como un viaje de prensa exclusivo, con multitud de imágenes agradeciendo a restaurantes y otros establecimientos por la hospitalidad.
Lo dices de una manera que la gente pueda interpretarlo como si tuvieras una relación establecida con la marca. Y esperas que se perciba así, como si hubiera un motivo profesional para estar allí.
Monica Ahanonu, ilustradora e influencer en Instagram con unos 12.000 seguidores, ha comentado como los anuncios falsos se han convertido en algo tan común que uno ni siquiera puede estar seguro de los que de verdad es contenido patrocinado, contra los que están pretendiendo serlo.
Y aunque ya existen leyes (en Estados Unidos) que marcan que los anuncios pagados deben ser claramente identificados como tal, muchas veces esa regulación se ignora. Además, no hay ningún ley contra aquellos que quieran hacer parecer que sus post son pagados, aunque no lo sean.
La propia Ahanonu publicó en su cuenta de Instagram un trabajo que mostraba un kit de productos cosméticos de Chanel. Una imagen que podría parecer un anuncio de la marca, aunque en realidad ella no recibió nada a cambio.
Y para el consumidor de a pie puede ser fácil confundir unos contenidos con otros. Muchos influencers de moda indican las marcas que están utilizando en las fotos, independientemente de si las prendas han sido compradas, regaladas o parte de una campaña publicitaria más amplia. Los influencers y el contenido lifestyle consiste en monetizar tu buen gusto y tus elecciones.
Lo cual significa que es casi imposible para un consumidor reconocer si a un influencer de verás le gusta un producto, está siendo pagado para hablar de ello, o quieres ser pagado precisamente para hablar de ello.
Brian Phanthao, un influencer de 19 años de San Diego, lo explica perfectamente. “En el mundo de los influencers, cuantos más sponsors tengas, gozarás de más credibilidad”. Un movimiento especialmente fuerte entre los más jóvenes, que han crecido viendo las estrategias de influencers durante años.
¿Y qué opinan las marcas de todo esto?
Pero con este nuevo escenario también existe un protagonista secundario: las marcas mencionadas, que también se ven afectadas por este fenómeno.
Y es que mientras algunas están encantadas con la promoción gratuita, otras lo consideran un dolor de cabeza y hasta un problema.
Y es que la reputación y la imagen de una marca pueden verse dañadas si un influencer que no se alinea del todo con tu imagen o tu estilo decide optar por esta técnica. Y es que una cosa es animar a tus consumidores a publicar tus productos (o servicios) en las redes sociales. Y otra distinta es simular que ciertos embajadores de la marca están trabajando de la mano con tu empresa.