Oatly ha conseguido una alta viralidad en redes, particularmente en LinkedIn, con el vídeo en el que muestra cómo ha llevado a cabo su campaña de lanzamiento en el mercado francés, la cual ha consistido en una acción de marketing callejero en París en la que la marca de leche de avena ha puesto en marcha el ingenio y el humor para sortear las limitaciones legales que en la capital francesa tiene la publicidad en paredes y murales. La creatividad es de la propia compañía.
París exige que la publicidad en paredes y murales no contenga imágenes de producto ni logotipos
La normativa publicitaria indica que los mensajes publicitarios en esos espacios urbanos tienen que estar hechos de forma artística y no contener ni logotipos ni imágenes de productos. La campaña de Oatly en principio pareció adaptarse a las normas al pintar en diferentes murales frases inocuas como “¿No sería esta pared mucho más bonita con una envase de bebida de avena?” o “”¿Es esto una obra artística o uno de esos anuncios de bebidas de avena?".
Sin embargo, quedaba algo por hacer para completar el trabajo: la marca grabó unos vídeos en los que repartidores del producto colocaban su carga o su vehículo delante de los murales y por el efecto óptico de la perspectiva se conseguía un anuncio completo del producto, con su envase y su logo. La pieza audiovisual creada con estas grabaciones es la que ha conseguido una alta tracción en redes sociales, dando mucha notoriedad a la campaña.
Oskar Pernefeldt, Director Creativo de Oatly ha declarado en los medios que “como nos encantan tanto el arte como la publicidad exterior, hemos querido rendir un homenaje a ambas cosas comunicándoles a los parisinos nuestra llegada al mercado y, al mismo tiempo, divirtiéndonos un poco con ello”.
La marca, que ya he realizado otras campañas de publicidad exterior que pueden calificarse de disruptivas, llevó la diversión de su campaña de lanzamiento al punto de informar de que había contratado para hacerla a un Licenciado en Historia del Arte copn el fin de que hiciera de sus carteles algo objetivamente artístico.
“Combinando la manera de hacer del dadaísmo y la afición del pop art por los objetos comerciales”, señala un comunicado de la marca, “más el graffiti actual y las esculturas en movimiento, y cerrando el círculo tomando prestando el uso del texto del neoconceptualismo pero convirtiéndolo en anuncio, los creadores han sido capaces de transformar casi todos los movimientos artísticos modernos en un chiste sacr´liego para vender una bebida de avena." Y concluye: “Suponemos que esto solo puede describirse como una obra de arte”.