Los “pasaportes dorados” o cómo inversores y empresarios pueden comprar la ciudadanía en Europa

  • Varios países otorgan permisos de residencia por la inversión en inmuebles o en empresas locales
  • Su solicitud se ha incrementado en los últimos meses, pese a los llamamientos de Bruselas a su eliminación
Visados dorados

Conseguir el permiso para trabajar y vivir en un país puede ser un proceso largo y complejo. Pero ese no siempre es el caso para quienes tienen dinero para gastar. Y es que en varios países de Europa todavía es posible obtener los denominados “visados dorados”, es decir, permisos de residencia obtenidos mediante la inversión o la adquisición de activos financieros o mobiliarios en el país y que, en muchos casos, no requieren si quiera pasar una semana al año en la región. Se trata de un tipo de visado cuya solicitud ha ido en aumento, pese a los llamamientos de la Unión Europea para su eliminación. 

Los pasaportes dorados se popularizaron a consecuencia de la crisis económica de 2008

Los llamados “pasaportes dorados” fueron introducidos y popularizados a raíz de la crisis económica de 2008 como una vía para atraer capital extranjero y han continuado ganando popularidad a consecuencia de acontecimientos como la pandemia o la guerra en Ucrania. En la mayoría de los casos, estos permisos se pueden obtener mediante la compra de bienes inmuebles o la inversión en empresas locales de importantes cuantías económicas -algunos importes mínimos se sitúan en el medio millón de euros-.

Tal es el caso, por ejemplo, de Eric Schmidt, CEO de Google entre 2001 y 2011, quien recibió la aprobación para obtener la residencia en Chipre en 2020. En la isla el coste de la segunda ciudadanía se situaría en torno a los 2,5 millones de dólares, según recoge Business Insider, un permiso que le habría permitido viajar a países de la Unión Europea en medio de las restricciones por coronavirus. 

En algunos casos, algunos de estos “visados dorados” se obtienen y otorgan bajo el concepto del mérito o contribuciones extraordinarias a la nación. Tal había sido el caso de Evan Spiegel, CEO y Fundador de Snapchat, que obtuvo la residencia francesa en 2019, aunque no se especificaron los motivos. La normativa francesa estipula que la residencia puede otorgarse a todo aquel extranjero que hable francés y contribuya de manera excepcional a la posición de Francia y la prosperidad de las relaciones económicas internacionales. 

“Visados dorados” en crecimiento

Según recoge Bloomberg, más de 132.000 personas obtuvieron la ciudadanía a través de los programas de residencia por inversión entre 2011 y 2019. Apuntan también que la firma Get Golden Visa, con sede en Londres, ha registrado un incremento del 127% en las consultas sobre “pasaportes dorados” para Portugal o Grecia en la primera mitad de este año; mientras que la consultora Henley Partners habría obtenido un aumento del 125% en las consultas sobre visas para Italia. 

Aludiendo a datos del gobierno portugués, el citado medio indica que la cantidad de “visados dorados” concedidos en Portugal se situó en 180 solo en este mes de mayo, cifra que marcó un máximo. Por su parte, en Grecia, este tipo de pasaportes se habría incrementado un 875 respecto al año anterior, hasta los 412. En España, según informa El País, se concedieron 2.462 permisos de residencia en 2022 a inversores que compraron inmuebles por más de medio millón, lo que representa un crecimiento de casi el 60% respecto a 2021. 

A lo largo de los últimos años, desde la Unión Europea se ha instado a los países miembros a poner fin a estos “visados dorados”. Señalan entre las razones la consolidación de oligarquías o la vinculación al aumento del coste del mercado inmobiliario. Países como Irlanda o Reino Unido ya han eliminado esta opción, mientras que otros han endurecido las condiciones. 

Grecia, por ejemplo, ha duplicado el umbral de inversión, que ha pasado de 250.000 euros a 500.000 euros, con la intención de reducir las opciones de su solicitud. Portugal eliminó la opción de obtener la residencia a través de la adquisición de bienes inmuebles, pero mantiene la posibilidad de que los extranjeros obtengan el permiso si invierten al menos 500.000 euros en empresas locales. En nuestro país se está considerando elevar el mínimo de inversión o suprimir este tipo de permisos. 

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Sin embargo, la erradicación total de los “visados dorados” es un asunto complejo, especialmente en los países del sur de Europa, más dependientes del capital extranjero. La coyuntura económica, marcada por la deuda pública, la inflación o el lento crecimiento -o incluso la recesión en algunos casos- hace difícil que los países prescindan de esta opción. Además, la necesidad de recuperación tras el impacto de la pandemia o los objetivos de transición a una economía sostenible también plantean dificultades para poner fin a los “pasaportes dorados”. 

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