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La publicidad exterior vuelve a São Paulo después de una década de restricciones. En 2007, después de varios intentos fallidos de negociaciones con la industria publicitaria, el entonces alcalde de una de las ciudades más pobladas del mundo aprobó la llamada Ley de la Ciudad Limpia. El objetivo era poner coto a la proliferación de vallas publicitarias y "limpiar" el skyline de la ciudad.
Nueva etapa
Diez años después, el nuevo alcalde, João Doria, quiere flexibilizar esa ley y permitir que la publicidad vuelva poco a poco a las calles de la ciudad.
Para ello, acaba de lanzar una oferta para que los agentes de la industria publicitaria puedan pujar por hacerse con uno de los 32 paneles LED que van a instalar en los 32 puentes de la periferia de la ciudad que soportan más densidad de tráfico.
Quien se haga con ellos, a cambio, tendrá que hacerse cargo de los trabajos de limpieza, instalación de luz, cámaras y mantenimiento de los paneles que, según las primeras estimaciones, tendrán un coste de unos 35 millones de dólares. El contrato público tiene una duración de 36 meses. Las pantallas serán de 3 metros de ancho por 5 de alto y el 50% del espacio se podrá usar para los mensajes publicitarios. El resto tendrá que reservarse para información de servicio público como el tiempo y tráfico.
Pequeños pasos
La reintroducción paulatina de la publicidad exterior en la ciudad ha comenzado hace unos años con el contrato firmado con la empresa Otima para el mantenimiento de 5.000 marquesinas de autobuses a cambio de espacio para su publicdad.
Además el gigante de la publicidad Exterior JCDecaux ya gestiona la publicidad de los relojes de las calles de São Paulo.
El nuevo alcalde ha dejado claro que quiere ir flexibilizando la ley de la Ciudad Limpia poco a poco. En esta línea se irán avanzando pequeños pasos hacia delante.
