En la antigua Grecia había una palabra, “aristocracia”, que resumía el gobierno de los mejores (aristos=sobresaliente y kratos=poder).
Cicerón, Platón y Aristóteles, entre otros, sugerían que el gobierno debía estar encabezado por gente que sobresaliera por su sabiduría. Esta semana en España la política y los mejores volvieron a estar en las portadas de todos los medios.
Lejos de la antigua Grecia y alejado de la aristocracia, el flamante presidente del Gobierno de España decidió resucitar nuestra vieja y aburrida política. En menos de una semana, Pedro Sánchez ha devuelto a la política el brillo y la ilusión que alguna vez supo tener.
Desde el fin de semana el tema estrella ha sido la composición del nuevo gabinete. Es indudable que la izquierda históricamente comunica infinitamente mejor que la derecha y la presentación de los nuevos ministros ha sido un claro ejemplo de ello. El tempo, el orden, los nombres, las carteras; nada estuvo librado al azar. Como en una partitura, cada nota apareció en el momento preciso, ni antes ni después.
Cuando se hizo público el nombre del ministro Borrell, las caras de sorpresa acompañadas, en general, de una sonrisa fueron el preludio de lo que vendría después: lo de Pedro Duque el miércoles, cuando conocimos que sería el nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades. Y creímos que el día ya no podía ir a más, cuando la tarde fue un goteo incesante de nuevos nombres. El juez Grande-Marlaska a Interior, Màxim Huerta a Cultura y Deporte, Delgado, Valerio, Reyes Maroto, Celáa, Robles... Las noticias iban más rápido de lo que se podía procesar. Fue como si en un abrir y cerrar de ojos, la política volviese a interesar a los ciudadanos.
¿Cómo se las apañó el nuevo presidente para crear este Dream Team gubernamental? ¿Cómo ha podido diseñar este “gobierno de los mejores”? ¿Cómo pudo amalgamar experiencia, socialismo, independientes, europeístas, mujeres, figuras consagradas, figuras emergentes, presente y futuro?
Parte de la respuesta la encontré en un interesante tuit de Marta G. Aller que dice lo siguiente:
La libertad de elección, es lo que tiene.
Muchas personas han puesto el foco en que, por primera vez, hay mayoría de mujeres en el gabinete (once sobre diecisiete). Y no creo que lo relevante sea que sean mujeres, sino que la experiencia, el talento y la trayectoria han sido los que las han llevado hasta allí.
La noche del miércoles trajo consigo otra noticia de las que alegran: se hizo oficial que Soledad Gallego-Díaz ya es la nueva directora de El País. La primera mujer en dirigir El País en 42 años.
Una obra maestra del Marketing
Es evidente que los nombres y los gestos no ganan partidos. Hace falta llevar a cabo un plan, un programa y cumplir con los objetivos. Lo cierto es que los nombres y los gestos de estos primeros días han llevado a la mayoría de españoles a sentir un clima de renovación y aire fresco. Más allá de ideologías, lo que se antepuso fueron las capacidades, la profesionalidad, las trayectorias, la experiencia y la capacidad de gestión.
Un buen Director de Orquesta debe dirigir bien a todos y a cada uno de sus músicos, y aunque sea él quien tenga la batuta, el éxito de la orquesta radica en que todas y cada una de las notas suenen en armonía; haciendo que prime la música por encima de los ejecutores.
Sánchez ha logrado constituir para España una gran orquesta, sorprendiendo positivamente a propios y a extraños. Ahora lo que el público le demandará es que no sólo toquen, sino que toquen bien.
El nuevo Gabinete es una obra maestra del Marketing. Si logran sostener la promesa de valor y cumplir con las expectativas creadas, habrán desarrollado entonces un Branding memorable. Y en Branding deben alinearse aquello que se piensa, aquello que se dice y aquello que se hace.
En general, hemos oído que la gente de la Ciencia, de la Cultura, de la Empresa e incluso de la política, reconoce la excelente labor de haber conjuntado este equipo de gobierno de profesionales. Ahora el tiempo y sus acciones hablarán.
En estos días se han sabido conjugar todas las estrategias. Marketing es saber comunicar a la gente que eres un rock star. Branding es llenar el estadio del concierto.
Ahora solo falta que suenen los acordes del nuevo gobierno y que la ciudadanía juzgue una vez más si el sonido es o no lo que esperaba.