El “clacataca” y la importancia de ser fiel a tu esencia. Hablamos con la creadora de personajes Augusta Thoenig

  • Ha estudiado Biotecnología pero comparte su creatividad a diario en redes sociales, donde tiene miles de seguidores
  • "No entiendo eso de esconder la publicidad. Yo intento explicar que gracias a las marcas puedo hacer mis vídeos"
Augusta-Thoenig

“Soy muy fan. Me río demasiado contigo”.

No podía empezar la entrevista de otra forma. 
Es cierto que me río mucho con ella, con sus comparaciones y los personajes que parodia. Y es que el humor es seña de identidad de Augusta Thoenig, una joven de Barcelona que ha estudiado el Grado de Biotecnología pero comparte su creatividad a diario en redes sociales como Instagram (+102K seguidores) o TikTok (+666K).
Unas cifras que han llevado a marcas como HBO, Bonduelle o Bicentury a confiar en su talento. 

RW. ¿Te consideras una persona influyente?

Sí. No quiero decir que sea una influencer porque el término lleva asociada, desafortunadamente, una connotación negativa, pero creo que cualquier creador de contenido que tenga una audiencia -aunque solo sea una persona- es alguien influyente y, por tanto, conlleva una responsabilidad detrás. Yo, como sé que hago muy buen uso de esa responsabilidad, sí que me considero influyente. En redes sociales hay muy poco uso de esta responsabilidad, incluso a sabiendas de que los menores de edad pueden estar recibiendo ese contenido. 

RW. ¿Cómo gestionas esa responsabilidad en el día a día?

Siendo muy consciente de lo que subo y quiero transmitir. Tengo claro que mi canal es para generar buena energía, que es algo que las redes sociales te quitan. Mi meta es que la gente salga de ver mis vídeos con más alegría o viendo sus problemas desde otra perspectiva, con humor. 

RW. Es cierto que el uso de las redes sociales entraña un cierto riesgo: el tiempo de uso, los filtros… Pero sin estas herramientas quizá no habrías llegado hasta aquí.

Son una herramienta maravillosa porque te permiten autoproducirte, que es algo para lo que antes siempre necesitabas de otra persona que te llevara de la mano o invirtiera en ti. Con las redes sociales y un móvil a día de hoy lo puedes hacer tú, pero vuelvo de nuevo a la responsabilidad que eso conlleva. Muchos se han enfocado en la competencia por la atención de la gente.

RW. ¿Cuánto tiempo usas tú el móvil?

A mí me encanta crear, pero no me gusta consumir. Yo no uso el móvil, no miro TikTok, no estoy en Instagram. Consumo solo las cuentas de gente que sé que me aporta energía y buen rollo, me transmite algo o me hace gracia su contenido. Creo que hay una presión social y estética para la gente joven por tener la vida idílica para Instagram y esta es la parte peligrosa de las redes sociales. Hay gente que no se dedica a esto y pasan 8 horas diarias consumiendo contenidos. 

“No tengo el FOMO o la ansiedad de alimentar al algoritmo”

RW. ¿Hasta qué punto tú puedes desconectar de las redes sociales, por ejemplo de vacaciones, sin entrar en la tiranía del algoritmo?

Es una de las ventajas que tengo yo, y me lo he currado mucho para que así sea: mi audiencia sabe el valor que transmito y para mí las redes sociales son un trabajo más en el que tienes tus vacaciones. No tengo el FOMO o la ansiedad de alimentar al algoritmo porque para mí lo importante es la calidad, no la cantidad. 
Obviamente estando de vacaciones grabo, pero me sé organizar y me gusta vivir la vida, no estoy viviendo la vida para enseñarla. 

RW. Si no vives, la imaginación y la creatividad se te van…

Totalmente. Yo desde que trabajo en esto, estoy mucho más presente en el día a día. Ayer se me ocurrió un contenido cerrando el coche porque me di cuenta de que lo hacemos apuntando con el mando cuando no sería necesario hacerlo. En el Metro voy mirando a la gente y analizo su comportamiento porque de ahí saco ideas de parodias. Hay que tener experiencias porque si no acabas copiando. 

RW. "Más estresado que Doraemon en un control de aduanas". Necesitamos un libro de tus comparaciones, ¿de dónde sacas las ideas?

Lo del libro está ahí… Hay cosas pensadas para estas comparaciones porque la gente incluso se ha hecho camisetas con algunas de estas frases. He de decir que muchas son típicas, ya se han usado antes y no son mías. Pero cuando he hecho un vídeo con alguna comparación y he visto que gustaba, al final eso me ayuda a estimular la creación y pensar durante el día, y van saliendo. 


RW. Colaboras con marcas como HBO que te permiten fusionar esos dos mundos ¿no? Las redes sociales y tu contenido libre, con las historias de ficción. 

Sí, les creo contenido regularmente para su cartera de series y películas y les hago parodias de sus proyectos. ¡Me lo paso muy bien!

 RW. También has trabajado con marcas de alimentación, ¿priorizas determinadas colaboraciones por tus gustos e intereses?

Aunque no soy un perfil de moda, en cada vídeo me preguntan por la ropa o los complementos que llevo puestos. Es cierto que el mío es el sector del humor, pero al final creo que la gente se interesa más por quién es la persona y no tanto por lo que intenta vender. Y mi contenido siempre lleva un valor añadido, que es ese humor. 
Pero sí trato de priorizar aquellas marcas que me encajan más o a las que yo creo que mi estilo les va mejor, siempre con honestidad y cuidando mucho mi perfil. No entiendo eso de esconder la publicidad poniendo el hashtag súper pequeño. Para mí es lo contrario, yo intento explicar a la gente que gracias a que hay marcas que confían en mí, puedo hacer mis vídeos.

Realmente yo no me puedo quejar, porque mi comunidad lo entiende y cuento con su apoyo cada día. Y creo que es un fallo de otros influencers no explicar su publicidad o el contenido que está pagado. Por otro lado, es importante que la publicidad siga teniendo el valor que tienen el resto de vídeos que haces, en mi caso añadiendo humor al briefing que me pasan las marcas. A veces me llegan guiones súper ajustados y tengo que gestionarlo para que encajen los tres gags que tengo que meter sí o sí en mis vídeos para que esa publicidad no desentone ni el contenido pierda valor. 

 RW. Además del alcance y la influencia, entiendo que las marcas valoran de ti el humor. ¿Crees que el recurso del humor cabe en cualquier marca?

Creo que el humor cabe en todas partes, en cualquier situación de la vida. Otra cosa es que yo no sea afín a la marca porque no me gusten sus valores, pero claro que puedo hacer humor de cualquier marca. El humor es una manera de ver la vida… Yo recibo a veces comentarios de gente que me escribe porque estaba triste y después de ver algún vídeo mío han recibido otra perspectiva. Mi meta siempre es desdramatizar un poco la vida. 

 RW. ¿Hay algo que las marcas aún deben mejorar en su relación con los influencers?

Deberían entender bien con quién van a trabajar. A mí nunca me ha pasado, pero si contratas a un creador de contenido no es para que haga algo que va contra su esencia. También hay que tener en cuenta que las marcas vienen de un marketing muy clásico, y ha habido poco tiempo de transición, pero el consumidor ha cambiado muchísimo. A mí prefieren verme comiendo patatas mientras hablo -y me van a preguntar por lo que estoy comiendo- que si salgo directamente anunciando esas patatas. La gente está muy saturada de la publicidad clásica y las agencias y las marcas deben desanclarse de eso. Los creadores de contenido podemos cambiarles el chip. 

RW. Para decir que no a una marca hay que ser capaz de sostenerse. ¿Cómo ha sido en tu caso ese camino?

Yo dije que no a alguna cosa en los inicios, pero es verdad que tenía un trabajo en un laboratorio hasta que pude dar el salto. Creo que hay que priorizar y tener muy claro desde el inicio hacia dónde vas y qué quieres construir, porque una cosas es hacerte viral y otra es tener un trabajo gracias a esto que sea sostenible en el tiempo. Yo llevo dos años y medio creando vídeos cada día y me lo tomo my en serio, sé qué líneas no voy a cruzar. 

“En este sector hay una necesidad de tener la cabeza bien amueblada”

RW. Suena muy bien, pero siendo tan joven, tener las ideas claras en un contexto tan volátil como el de las redes sociales, no es fácil…

Pero justamente porque estoy en este sector hay una necesidad de tener la cabeza bien amueblada. A veces me paran por la calle y me dicen que soy muy seria, porque una cosa es mi personaje loco y otra es que yo tenga muy claro hacia dónde voy. No hago el tonto con este tema. 

RW. Hablando de juventud, hay mucha inquietud entre las marcas con la Generación Z porque tienen unos hábitos y estilo de vida muy distintos a las de otras generaciones. ¿Qué tal es tu relación con el target más joven, cómo enganchas con ellos?

Los Z tienen un punto “auténtico-descarado”, valoran mucho la autenticidad y les gusta hablar sin filtros, decir lo que piensan. A mí las preguntas que me suelen hacer los Z siempre están relacionadas con la naturalidad. Valoran a la gente que no esconde y no soportan que intenten engañarles. Con ellos funciona mejor decir “oye voy a hacer una publicidad, ¿me das un like por favor?”, así que las marcas deben ir de cara. 

RW. ¿Hay alguna marca con la que no hayas colaborado o sector con el que te gustaría trabajar?

Me gusta mucho hacer personajes de aviones y, en general, lo que involucra un viaje. La azafata, el piloto, lo que te pasa en el hotel… ¡me encanta! Así que cualquier marca de viajes o de transporte…

 RW. Iberia lo está haciendo muy bien en TikTok…

(Risas) Lo sé, me gusta mucho.

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RW. Hablas de hacer algún día tus propias ficciones, ¿te ves haciendo spots de publicidad?

Claro, me encantaría. Al final es lo mismo, se trata de crear, pero en otro tipo de escenario. Si hay un spot de Coca-Cola de comedia me encantará hacer un personaje cómico. 

 RW. No me gustaría terminar sin que cuentes de dónde surge “clacataca”.

La verdad  es que no lo sé. (Risas) Creo que me salió cuando estaba haciendo un vídeo de análisis de sangre. Mis contenidos siempre están guionizados y los gags medidos al milímetro, porque en el humor el tiempo es muy importante, igual que la edición, y me lo curro mucho aunque yo sea una persona muy espontánea. Pero siempre hay un pequeño margen de improvisación y cuando grabo repito muchísimo las escenas, así que me salió el “clacataca” en una de esas repeticiones como me podía haber salido “chiquipuqui”. Y como todo el mundo en comentarios hacía referencia al “clacataca” lo empecé a usar de manera frecuente y se ha convertido en un lema de vida.