De la democratización a la desinformación: las luces y sombras del Periodismo en la era digital

  • Victor Arribas y Borja Bergareche participan en el Podcast "Por qué el Periodismo se lo dejamos a otros”
  • La diversificación del panorama periodístico se contrapone a fenómenos como la desinformación o la politización
Las luces y sombras del periodismo en la era digital

"En un contexto donde los valores del periodismo se quedaron en las aulas y el negocio de la información se basa en la publicación de fake news, el clickbaiting, el “copy paste”; de la publicidad encubierta, de la propaganda, incluso de la extorsión a protagonistas.

En una realidad donde mayoritariamente a los lectores se les informa sin rigor, sin veracidad y sin compromiso; donde el talento senior pierde rentabilidad y al joven se le obliga a pasar por el aro de formar parte de lo que ni le representa ni le realiza: Información, Inspiración y Criterio.

El periodismo se lo dejamos a otros”.

Este es el alegato, el editorial en términos más periodísticos, con el que Javier Guadiana, CEO & Founder de Reason.Why, ha dado comienzo a uno de los Episodios más especiales de la tercera temporada de 80/20.

“Información, Inspiración y Criterio. El periodismo se lo dejamos a otros” no es únicamente el tagline que encabeza la Newsletter diaria de este brand media, sino la idea que recoge la filosofía fundacional de Reason.Why y la promesa que refleja el compromiso con la información veraz y de calidad, con la inspiración a la audiencia y con el rigor.

“El periodismo se lo dejamos a otros” es, además de una forma de entender, ser y estar en esta industria, una afirmación que sirve cada día para observar y reflexionar sobre la que es una de las profesiones más bonitas del mundo, la del comunicador y/o periodista, y el que es uno de los sectores esenciales para el correcto funcionamiento democrático de cualquier nación y cultura. Dicha frase entraña, a su vez, una postura crítica hacia el estado actual del periodismo, influenciado por fenómenos recientes como el de la inmediatez derivada de la digitalización, la polarización ideológica o la desinformación.

“El periodismo se encuentra en una de sus peores épocas, aunque siempre es un buen momento para ejercer el oficio”

Fenómenos que, según Víctor Arribas, Periodista y Director de “Atalayar” en Capital Radio, han generado una “degradación de lo que es la profesión periodística” y han dado lugar al “peor momento del periodismo”, aunque defiende que “siempre es buen momento para elegir el oficio de periodista”. Arribas señala la digitalización como uno de los orígenes de esta situación, pero también el hecho de que los profesionales de la información hayan “aceptado batallas como la politización o bajar el listón de manera dramática respecto a los principios de lo que ofrecemos”. En este sentido, el Director de “Atalayar” encuentra que la prensa escrita conserva aún la esencia más pura de este oficio.

Por contra Borja Bergareche, Director de Innovación y Comunicación Digital en Kreab, considera que actualmente asistimos a uno de los periodos más fascinantes para el ejercicio real del periodismo. “La digitalización ha traído muchas cosas positivas. Ha hecho posible que la actividad de un medio como Reason.Why sea viable, rentable, divertida y genere comunidad”, ha señalado poniendo en valor cómo el desarrollo tecnológico dado lugar a modelos de periodismo muy diferentes y ha derribado muchas barreras de acceso a la industria. “Es un momento en el que muchísimos periodismos son posibles” y, en este sentido, lamenta que haya posturas que califica de “catastrofistas” ante la desaparición del “periodismo romántico”.

Pero la democratización del acceso a la información -y a las plataformas para difundir dicha información- gracias al desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías, ha llenado la profesión y el negocio del periodismo de luces y sombras.


Como apunta Manu Sánchez, colaborador de Reason.Why, junto a la accesibilidad a la información han surgido conflictos y debates vinculados a la transparencia, las fuentes de financiación, los modelos de negocio, la competencia o la legitimación de otros medios y fórmulas de comunicación, como pudieran ser las redes sociales o las plataformas de retransmisión de vídeo en directo.

La dictadura del clic

Los dos invitados a este Podcast convienen en ubicar el inicio de la palpable transformación del oficio, ya sea entendida de forma positiva o negativa, hace aproximadamente una década. Más concretamente, Bergareche considera el caso Wikileaks -la primera cobertura que recuerda inducida desde Twitter- como el punto de inflexión para el periodismo de redes sociales.

Desde el año 2009 hasta las elecciones de Donald Trump, se produce un crecimiento notable de Twitter, Facebook o Instagram, que se convierten en grandes plataformas de conversación y difusión de información. “Creo que es la fase en la que se produce la aberración, cuando esta multiplicación de plataformas algorítmicas de distribución de la información a masas de audiencia sin precedentes lleva al negocio de la cantidad, del volumen y de las impresiones a nivel editorial y publicitario”.

Una de las principales críticas al periodismo actual proviene de la denominada “dictadura del clic”

Así, una de las principales críticas al periodismo actual proviene de la popularmente denominada como “dictadura del clic”, que empuja a incluir contenidos de menor calidad o que tratan de despertar determinados instintos en el receptor con la intención de conseguir mayor número de visitas y clics. La razón es que estos son tenidos en cuenta por las plataformas de medición de audiencias y entendidos como los principales indicadores a la hora de determinar y establecer los aspectos vinculados a la generación de ingresos y a los elementos económicos del negocio.

Del mismo modo que los diarios y las revistas digitales buscan el clic fácil, otros medios de distinta naturaleza también persiguen la atención del espectador en un panorama cada vez más fragmentado. En televisión, por ejemplo, esto se estaría llevando a cabo mediante llamativos titulares permanentemente en pantalla y la alusión constante al concepto “Última hora”.


“Es como el cuento de Pedro y el lobo. Cuando hay realmente una última hora, el espectador está ya tan anestesiado que no sabe distinguir. Eso es mal periodismo para mí. Y eso lo estamos viendo en televisión a diario”, sostiene Victor Arribas.

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 "Por qué el Periodismo se lo dejamos a otros” <<

Es por ello que la eliminación de barreras a raíz de la digitalización ha dado lugar a un contexto donde “se confunde periodismo con simplemente decir cosas” y donde reina la desinformación. Javier Guadiana critica en este sentido que la mayoría de contenidos relacionados en las noticias de los grandes medios generalistas sean falsas, engañosas o generen confusión en el lector, y que se empleen como principal mecanismo de generación de ingresos. “El periodismo necesita monetizar y, por lo tanto, necesita retener a la persona. El problema es que para eso, para que no mire el móvil, cambie de canal o navegue por otra página, se hace lo que haga falta”, comenta Javier. “La clave está en que no haya esa diferenciación de periodismo de primera y de segunda. O eres periodismo o eres desinformación”.

Ante esto, los modelos de suscripción parecen presentarse como una alternativa y respuesta reactiva al actual modelo de financiación basado, principalmente, en publicidad, puesto que permitirán poner el foco en la calidad y no tanto en la cantidad de las noticias que se ofrecen. Con un número creciente de medios digitales apostando por este sistema, se estaría produciendo, como señala Bergareche, una corrección natural, una suerte de desintoxicación del excesivo abrazo de la lógica del volumen que ha provocado implicaciones negativas en los aspectos editoriales y comerciales del negocio y de la profesión. Y también es un reflejo de por qué España es reconocido por informes de Reuters Institute como uno de los países donde más innovación en modelos de periodismo ha habido en los últimos años.

Los modelos de suscripción frente a la publicidad

Lo que parece haber permanecido constante durante esta transformación de los medios de comunicación es el interés y el deseo de la audiencia por la información, aunque esta se haya trasladado de los medios masivos a las fuentes individuales. En este contexto, resulta cada vez más habitual el fenómeno del “microperiodismo”, es decir, aquel por el que un ciudadano se convierte en generador de información y en el que se han aupado modelos como el de Patreon o en el que buscan abrir vías ahora Clubhouse o Twitter, que plantean la posibilidad de contribuir económicamente con hosts de salas o tuiteros, respectivamente.

Lo que algunos medios están ofreciendo a nivel informativo no reúne la calidad, el análisis o el criterio que se desea

“Hay cierto movimiento que indica que la audiencia sí está dispuesta a pagar por informarse y por acceder a contenido de calidad, investigación, análisis, criterio..., pero de manera individualizada, no a través de un conglomerado periodístico”, ha comentado Natalia Marín, Managing Director & Editor in Chief de Reason.Why.
Esto, según apunta, puede también interpretarse como una muestra de que hay personas dispuestas a aceptar que lo que algunos medios están ofreciendo a nivel informativo no reúne la calidad, el análisis o el criterio que se desea.

No obstante, la posibilidad que tienen los usuarios de asumir modelos de suscripción en la prensa generalista puede dar lugar a sesgos desde el punto de vista informativo generando, por un lado, una sociedad “bien informada” y, por otro, una sociedad “mal informada”. Asimismo, más allá de concebirse como una fuente de financiación, los modelos de suscripción corren el riesgo de entenderse bajo el prisma del sentimiento de pertenencia o, incluso, la militancia, favoreciendo una relación entre el medio y los suscriptores vinculada a corrientes de pensamiento ideológicas.

Aunque este modelo de negocio sí puede servir como aliado para que el periodismo se desligue paulatinamente de su dependencia de la publicidad de los anunciantes, que puede llegar a comprometer la línea y el contenido editorial de los medios. En este sentido, los participantes en el Podcast ponen sobre la mesa un debate deontológico vinculado a la relación económica entre los medios y la industria publicitaria cuestionando hasta qué punto la prensa tiene capacidad de publicar información que afecte negativamente a las marcas que invierten en las cabeceras, en la medida en que sus fuentes de ingresos dependen de estos anunciantes; y, del mismo modo, se plantea si las marcas deberían tener una vinculación de propósito respecto a sus inversiones en medios.

Ante esto, Natalia Marín aboga por un cambio en el modelo de periodismo en el que editores y anunciantes trabajen de manera colaborativa, trascendiendo el mero intercambio de visitas y clics. “Evidentemente las malas noticias también hay que darlas, si no lo estaríamos haciendo mal. Pero yo propongo que el director de comunicación o marketing de una línea aérea que acaba de tener una crisis, llame al medio en el que está invirtiendo para ir de la mano y apoyarse en él para una comunicación necesaria”.

Por otro lado, según critican los participantes en el Podcast, la publicidad de carácter institucional, a pesar de suponer una mínima parte de los ingresos de los medios, ha supuesto en ocasiones una herramienta de instrumentalización por parte de los partidos políticos, especialmente a nivel local y autonómico. Así, Bergareche rompe una lanza a favor de quienes han defendido sus principios. “Hay medios que han aprendido a hacer el negocio con las instituciones a la contra, por ejemplo, en la Euskadi de los años de plomo. Que se han pegado con unos y con otros, y así son los problemas que tienen. Hay más historias épicas positivas de resistencia a politicuchos, que historias negativas, que las hay”.

La cuestión del rigor

Todos estos contextos han llevado a muchos a asegurar que en los últimos años se ha producido una degradación del oficio y han puesto en tela de juicio el rigor y el criterio de la actividad periodística. A ellos se suma también la volatilidad de la atención del lector o el espectador y la fugacidad del consumo de la información, que lleva a una merma en el tiempo o capacidad de los profesionales que pueblan las redacciones para contrastar información y ofrecer contenidos reflexivos, veraces y con rigor.

“Dejar de lado nuestras obligaciones como periodistas es un ataque contra la profesión”

Lo ocurrido recientemente con la automovilística Volkswagen y su supuesto cambio de naming -recogido como real por gran parte de la prensa internacional- o con El Faro de Vigo y el uso de El Mundo Today como fuente de información -respecto a unas conversaciones entre Corinna Larsen y el comisario Villarejo-, son dos ejemplos que reflejan algunos de los aspectos más negativos de la situación actual de la profesión y el negocio del periodismo. Y es que los profesionales del sector ostentan la responsabilidad del descontento de la sociedad hacia el periodismo, según Victor Arribas. “No nos tomamos en serio nuestro propio oficio. Si una noticia de última hora me arrastra a mí a dejar de lado mis obligaciones como periodista y asumir que es verdad sin contrastar, es un ataque contra la propia profesión”.

Además, señala que la pugna por la audiencia y el sentido de superioridad de algunos editores ha provocado una situación de guerra de medios que tampoco beneficia al entorno de la comunicación. “No entiendo que un periodista se enfrente contra otro periodista de otro medio porque yo he dicho esto antes, o tú lo has dicho después, o yo lo he dicho bien y tú mal. El espectador o el lector será quien decida cuál de los dos lo hace mejor. Pero nosotros no tenemos que entrar en esa guerra, que es una guerra de empresarios”.

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 "Por qué el Periodismo se lo dejamos a otros” <<

En este sentido, Javier Guadiana recuerda lo comentado por Marcos de Quinto en el Podcast que daba comienzo a la presente temporada de 80/20 respecto al deseo de validación de las opiniones personales frente a la búsqueda de la verdad. El CEO & Founder de Reason.Why critica que se den “forofismos” o “partidismos”, o incluso periodismos militantes, como ocurre en el ámbito del fútbol y la política. “Una de las funciones del periodismo es transmitir información para crear criterio. El criterio te crea conocimiento y la gente parece haber descartado eso. Han dicho yo leo esto y se acabó, y como algún día digas algo que no me gusta, voy a buscar a alguien que diga lo que quiero oír”.

En este punto, el Director de Innovación y Comunicación Digital en Kreab coincide en que uno de los grandes factores de pérdida de confianza y de ilusión respecto al acto de consumir periodismo está relacionado, no solo con la politización de la información o de los medios, sino con la “partidización” de los mismos. “Uno de los males patrios es la okupación, con k, por parte de las estructuras de la política de un montón de ámbitos como la universidad, la sociedad civil o el periodismo, donde no debieran estar”, asegura Bergareche. No obstante, considera que no es exigible que cada medio sea neutral y defienda todos los puntos de vista. “Es el propio sector que, en su efecto agregado, dota a las sociedades a las que sirve de unos niveles de pluralidad suficientes para que haya diversidad, pero estemos todos informados. Lo que no puede ser es que un medio sea vocero de un partido y deudor de unas estructuras con nombres y apellidos”.

La formación en códigos éticos

Evitar ese tipo de situaciones es, en parte, una cuestión vinculada a la formación impartida por universidades y centros educativos, garantes de insuflar códigos éticos en las nuevas generaciones de profesionales y de divulgar cuestiones básicas de la práctica periodística, como es el contrastar la información o no publicar noticias falsas que no hayan sido verificadas antes. El criterio y el rigor impartido en las aulas debería ser la base sobre la que construir modelos de negocio justos y éticos. Sin embargo, los participantes en el Podcast coinciden en que quizá dicha formación se encuentre demasiado ligada a unos modelos teóricos que no siempre se encuentran alineados con la práctica real del oficio.

A pesar de todas las sombras comentadas acerca del periodismo actual, las luces se han centrado en reivindicar al colectivo periodístico y al papel social y cultural de la disciplina. La innovación en modelos de negocio, la diversidad de medios, el nuevo talento con diferentes skills y habilidades o la profesionalidad de los ejercientes también se han puesto sobre la mesa. “El periodismo es la salvaguarda de que un ciudadano español tenga a su alcance, si así lo desea, una serie de fuentes diversas, falibles y pecaminosas como somos todos, pero de una calidad más que suficiente, según muchos estándares”, ha argumentado Bergareche. “Estamos en la curva de la corrección de muchas cosas, precisamente dentro del abrazo de la digitalización, donde otras maneras de ser periodistas digitales son posibles”.
A continuación, puedes escuchar completo el Episodio de 80/20: "Por qué el Periodismo se lo dejamos a otros”.

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