La búsqueda de las últimas tendencias es el talón de Aquiles de los profesionales del Marketing, que deben estar al día y adaptarse a los cambios de paradigma que impone el nuevo ecosistema digital.
Y el SEO es una de las prácticas más cambiantes. Sobre todo, teniendo en cuenta que Google modifica su algoritmo de búsqueda entre 500 y 600 veces al año. Por eso, las empresas deben crear contenidos atractivos para el usuario, pero también para los motores de búsqueda.
Y aquí es donde entran en juego las palabras clave. Hace unos años, todas las páginas web tenían sus miras puestas en la elección de las keywords más apropiadas. Hoy en día, en cambio, el posicionamiento en buscadores se alía con la analítica y prioriza la medición del ROI y el engagement.
Además, abre la puerta a la elección de varios términos o long tail searchs, que han resultado ser más efectivas para la búsqueda.
Tanto que el 70% del tráfico procede de este tipo de búsquedas. Así lo asegura un estudio dirigido por QuickSprout que añade que el 69% de los profesionales se centra en la tasa de conversión y las métricas de rendimiento.
Y repercute finalmente en la autoridad de la página. Como también lo hace el desarrollo del linkbuilding o política de enlaces. Es indudable que la inserción de enlaces favorece la creación de relaciones con otras entidades y aporta valor añadido a las páginas, pero cualquier URL no es válida.
Erróneamente se ha pensado que la mera inserción de enlaces funcionaba, pero la práctica ha demostrado que la mala praxis en este ámbito se penaliza, como si de spam se tratara.
Por último, la creación de contenido es otro de los pilares sobre los que se asientan las estrategias actuales de SEO.
Si hace sólo unos años los sitios web creaban contenido fácilmente inteligible por los buscadores, ahora ponen al usuario en el centro de sus publicaciones. Es decir, prefieren ofrecer contenido relevante que atraiga a la audiencia por su calidad.