Carlos Murillo, Cofundador The One Team Company, Culture Strategic Designer & One Team Accelerator
Cada vez oigo más hablar de la empatía como clave del liderazgo y de las habilidades blandas. Hasta ahora en muchas compañías estaba prohibido mostrarse como uno es. Había como un estándar de persona robotizada que no siente ni padece, en el que las emociones eran para personas débiles, no aptas para el mundo de la empresa y los negocios.
La empatía se impone hoy por este motivo, por oposición a la opresión del liderazgo antiemoción tradicional. No sólo los empleados de las compañías y su hartazgo han provocado este cambio, lo cual ya es suficientemente importante para una compañía, además existe una fuerza de cambio muy poderosa en el consumidor, cliente o usuario.
Si en los empleados es un hartazgo sobre un tipo de liderazgo, los consumidores han caído en el hartazgo de la frialdad de las marcas, de la desatención a sus sentimientos y necesidades más allá del producto. Hartazgo de compañías y formas de managment egoístas que solo buscaban el enriquecimiento personal, el beneficio propio, “In the name of profit”. Las empresas y sus marcas ya no son fríos muros. Ahora importan las personas que hay detrás y la coherencia.
“Buscar el beneficio rápido y el avance individual, destruye las culturas de las compañías”, tal y como decía Simon Sinek.
Trabaja por mantener siempre una coherencia
Una Start Up, al estar rodeada y en parte condicionada por la tecnología como parte de su razón de existir, puede cometer el error de mostrar una imagen muy idealizada de sí misma.
Hace unos días participaba en un taller de Design Thinking con un grupo de universitarios donde el reto era “hackear” Instagram y proponer un nuevo modelo. Cambiar todo lo que no nos gustaba sobre esta red social por lo que queríamos que fuera.
Éramos un grupo de 6 personas, donde 4 de ellos estaban por debajo de los 23 años y dos superábamos la treintena. Me llamó mucho la atención, que todos coincidimos en que lo que no nos gustaba nada de esta red social era el “postureo”, el aparentar, la idealización de las cosas, la realidad paralela de vidas perfectas que se proyectan en la red. También, curiosamente, coincidimos en que lo que menos nos gustaba de Instagram es el motivo principal que nos mantiene enganchados a él. El “cotillear” la vida de otros y lo bien que viven. Además esto último es imprescindible, porque si todos pusiéramos en Instagram nuestra verdadera realidad con sus penas y grandezas incluidas, no estoy muy seguro que hubiera cuentas que tuvieran tantos seguidores. Esto es porque nos gusta ver el lado bonito de las cosas, de la vida y sobre todo, porque nos gusta mucho soñar.
Las RRSS, el networking, los eventos, impulsan y favorecen esta idealización. Todos queremos mostrar la mejor versión de nosotros mismos, ¿verdad?. Este propósito es muy bueno y muy lícito, pero ¡OJO!, muchas veces se enfatiza tanto en esto, que al final lo que se muestra y lo que se es en realidad tiene poco que ver. Al final no hay coherencia y estás mostrando lo que quieres ser, tus anhelos e inconscientemente, en parte, incluso proyectando tus carencias. Esto puede acabar generando mucha frustración. Te concentras en lo que quieres ser, en lo que te falta, no en lo que eres y lo que tienes. Esta bien proyectar y usar como hábito el “fake it till you make it”. Esto nos ayuda a ir en una dirección, pero hay una línea muy delgada entre eso y terminar siendo muy incoherente.
Cruzar la línea
Esto puede provocar relaciones con clientes muy superficiales, desconexión de tu equipo con lo que hacen, prejuicios de proveedores, falta de interés de inversores al percibir fácilmente que algo no encaja o derivar en la creación de productos o servicios que poco tienen que ver contigo. Estas son las principales áreas en las que repercute el ser coherente con lo que eres o no serlo.
Todos estos agentes en torno a tu negocio se relacionarán contigo por cómo creen que eres, no por cómo eres en realidad y siempre habrá un gap muy peligroso que cuesta mucho rellenar. Al final estás jugando a intentar ser algo que no eres, a intentar competir y pretender ser mejor que los demás. Las empresas que juegan a ser mejores que los demás y están enfocadas al resultado que consiguen se comparan con otros, enjuician, se identifican con lo que consiguen, con el corto plazo, con el resultado y no con lo que son en realidad. Crean todo su mundo entorno a pensamientos y energías negativas, desde fuera hacia dentro, desde lo que hacen hacia lo que son.
Fake it till you… Make it!
Coherencia. No busques tanto el “hacer saber”. Céntrate en el “saber hacer”. Las empresas que quieren prolongarse en el tiempo y creen en ellas trabajan cada día en mejorarse a sí mismas. Realizan un ejercicio constante de autoobservación y aprendizaje continuo. Buscan lo mejor en su interior para ofrecerlo al exterior. Buscan luego en el exterior para enriquecerse e integrarlo en su actividad. Están abiertas a ese “kaizen” de mejora constante y no tienen miedo a mostrar, compartir y recibir. Conócete a ti mismo y a los que tienes contigo lo mejor que puedas y con ese conocimiento toma tus decisiones.
Se trata de construir desde la coherencia, desde lo que eres, desde dentro hacia fuera y esto definirá lo que haces. La felicidad no se obtiene por comparación con otros sino por avance y crecimiento personal.
Sugerencia relacionada
Ayer comencé a ver la 3ª temporada de la serie “Black Mirror” en Netflix. Justo el primer capítulo aborda esta realidad paralela de las redes sociales. Os dejo un trailer sobre el capítulo Nosedive y os recomiendo que tras leer este artículo si podéis, veáis el capítulo completo.
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