Hay mucho de nuestro yo en una idea

  • A pesar de que todas las ideas tienen el mismo valor, con frecuencia el miedo y la falta de confianza en uno mismo hace que no las compartamos con el equipo
  • Es importante generar un ambiente de trabajo óptimo para que las ideas se puedan hacer más grandes con la colaboración de todos
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Carlos Murillo - Cofundador The One Team Company

 

 

Carlos Murillo, Cofundador The One Team Company, Culture Strategic Designer & One Team Accelerator

Hablemos de ideas. Corría el año 2005 y un chico de 17 años tuvo la idea de desarrollar en un sistema operativo en la nube. El chico es Pau García-Milá y su sistema operativo se llamaba eyeOS. Un sistema operativo en la nube. Hoy por hoy todos conocemos y usamos iCloud, Google Drive, Spotify u otros sistemas que se desarrollan en esa nube. En 2005, pensar que nuestra música o nuestras fotos no estaban en el disco duro de tu ordenador nos volaba la cabeza y era una sensación de inseguridad de la que ya no nos acordamos. Pau se hizo famoso por ser un emprendedor muy joven, por fracasar muchas veces con muchas ideas que tuvo, por contarlo e incluso porque llegó a publicar un libro sobre las ideas. Lo que sabe menos gente sobe Pau es lo que os contaré al final del artículo. Ahora os hablaré un poco de las ideas.

Estamos condenados a expresarnos y hablar tal como somos

¿Te has preguntado alguna vez por qué hablamos cómo hablamos? Detrás de nuestra forma de hablar y de expresarnos hay todo un background inconsciente de experiencia vital y conocimientos que nos influyen más de lo que pensamos. Todos estamos atados a una serie de valores, creencias, formas de hacer y de pensar automáticas, en definitiva, a nuestra identidad, a nuestra personalidad, a lo que somos.

Nuestra forma de expresarnos responde a una serie de valores y creencias

Todo esta masa inconsciente que nos define, se va adquiriendo con el paso de los años, desde tu familia (que es de lo más influyente en este aspecto) educación temprana, hasta el colegio donde te has formado, tus círculos de amigos del barrio, tus experiencias laborales, tus relaciones personales, el contexto socioeconómico donde te mueves, etc. No somos conscientes de la influencia que tiene esto en nuestro día a día hasta que nos paramos a pensar sobre ello. No solemos hacerlo, esa es la verdad, pero hacerlo y tomar conciencia de ello te permite saber elegir mejor tus opciones a la hora de actuar.

¿Qué sucede cuando se trata de compartir ideas?

Con todo este background al que estamos vinculado, ¿qué hay detrás de una idea? Cuando se trata de una idea, lo que sucede es que vamos con todo esto asociado a ella. Las ideas que generamos están condicionadas por todos estos factores inconscientes de nuestra personalidad. Hay mucho de nuestro YO en una idea. Nos une un gran apego a lo nuestro, a nuestro YO, a nuestra idea. Una idea es una parte de nosotros. 

Esto nos conduce irremediablemente a quererla, cuidarla, protegerla y defenderla con nuestro apEGO. Llegados a este punto, podemos actuar de dos maneras.

Nada.... mejor me callo, que es una tontería

Si nuestra idea es parte de nuestro yo, el atreverse a contarla o no contarla en un entorno de trabajo en equipo, tiene mucho que ver con nuestro autoconcepto. Con lo que piense de mí mismo y cómo me vea en relación con los demás.

El miedo hace que muchas buenas ideas queden en el tintero

Si tu autoestima es buena y te sientes con confianza, serás un disparador de ideas. En cambio, nos enfrentamos en muchos equipos de trabajo a que muchas ideas se quedan en el tintero por miedo a que no guste o no encaje.

Muchas ideas no se formulan o se formulan con la coletilla de... "lo que voy a decir es una tontería".

Esto le quita valor a la idea y repercute en la aceptación que puede tener en los demás miembros de un equipo y sobre todo, destruye la confianza en el potencial que puede tener una idea, por marciana que pueda parecer en tu cabeza. Pero claro, al lanzar una idea ponemos nuestro YO en juego. Si la digo y no gusta, no encaja o no se acepta, parte de mi YO se siente rechazado, entonces, mejor me callo, que es una tontería. No juzgues ni prejuzgues tu idea ni la de los demás, todas sirven y pueden ser igual de valiosas para el futuro de tu proyecto.

"No nos atrevemos a emprender muchas cosas porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas", Séneca.

Del amor al odio....

Puede suceder todo lo contrario. Un exceso irremediable de apego y amor por la idea que se te ha ocurrido que roce la tozudez. Puedes enamorarte de tu idea. Esto es lo peor que puede suceder para la propia idea y también para la relación con los miembros de un equipo.

El excesivo amor por tu idea puede provocar el odio de los demás

Enamorarte de tu idea te lleva a verla solo con tus ojos, a la cerrazón en torno a la posibilidad de modificarla o hacerla crecer y a guardarla y encerrarte con ello por miedo a que la copien. Y de tu amor por tu idea, pasas al odio de los demás hacia la misma. El exceso de apego a una idea lleva al aislamiento y el amurallamiento en torno a ella. A querer defenderla por encima de todo y de todos, a imponerla sobre el resto o sobre las demás, en definitiva, a que te quedes solo. Si estás solo, tu idea y tú estáis muertos. No seréis capaces de andar mucho recorrido.

A veces puede suceder, que dentro del equipo la persona enamorada de su idea, confíe más en alguien más cercano e intente desarrollar esa idea con él y crear un proyecto paralelo al del resto del equipo. Todo porque el enamorado, se ha esforzado por intentar convencer al resto de que su idea es la mejor, y su exceso de defensividad ha llevado a que la rechacen. Hemos de estar dispuestos a que una idea en la que hemos trabajado sea descartada por el equipo. Lo bueno es que siempre se podrá retomar en el futuro.

Comparte siempre tus ideas

En cualquiera de las dos opciones de comportamiento anteriores planteadas, hay una gran parte de Ego en juego. Te invito a que observes tus ideas con la distancia suficiente para que pueda ser reconocida y que tenga valor.

Es importante crear un buen entorno de trabajo en el que compartir ideas

Para evitar miedos al rechazo de ideas y exceso de amor una idea, el primer paso es crear un entorno de trabajo seguro donde se pueda compartir una idea sabiendo que va a ser respetada y escuchada por los demás. Un entorno con unas condiciones de confianza pactadas y creadas por todos los miembros del equipo para facilitar expresión de las ideas y donde esté claro en qué consiste expresar una idea y hasta donde llega la defensa de la misma.

Saber que nuestra idea es para el bien de todos, del equipo. Dar una idea es enriquecer al resto de los miembros de tu equipo y el hecho de que ellos puedan escuchar tu idea les permite a su vez enriquecer esa idea, evolucionarla, cuestionarla para mejorar, construir sobre ella para llegar a algo más completo. Es un win-win bidireccional donde al final el que gana es el equipo porque se construye entre todos.

Esto también hará que a la hora de desarrollar la idea e implementarla, todos los miembros del equipo estén implicados en la ejecución porque han formado parte de la construcción, conceptualización y optimización de esa idea antes de llevarse a cabo.

Las ideas se hacen más grandes compartiéndolas con el equipo

Cree en el potencial de tu equipo y de tu idea. Como decíamos anteriormente, una idea en tu cabeza puede sonar ridículamente, ponla al servicio de tu equipo y verás en qué se puede convertir. Confía en los demás, porque están ahí dispuestos a ayudar y entre todos hacemos mejor nuestras ideas. Nuestras ideas se hacen grandes.

Cuando menos te lo esperes, cada uno de los miembros del equipo habrá contado esa idea a sus entornos personales y  profesionales cercanos y volverán con un montón de aportaciones y visiones desde diferentes perfiles y puntos de vista.

Además, jamás tengas miedo a que te la roben. El beneficio que obtienes al contarla es mucho mayor que el riesgo que corres de que la copien y además piensa que por mucho que la copien, nadie podrá hacerlo igual que tú y que tu equipo.  Podrán parecerse, pero nunca serán igual, porque hay mucho de nuestro YO en una idea y nuestro YO es único y genuino.

¿Sabías que Twitter pudo ser español?

Lo que conoce menos gente sobre Pau García-Milá, es que en ese proceso en el que desarrollaba eyeOS en 2005, puedo haber sido el creador de Twitter, pero juzgó su idea. Os dejo que os lo cuente él en persona en esta entrevista con Andreu Buenafuente de 2005.

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