El cambio climático y la concienciación social están haciendo que aumente la preocupación por el reciclaje, algo que no pasa desapercibido para las marcas. Precisamente ayer publicábamos que el Reino Unido planea introducir un impuesto sobre los vasos de cartón desechables (típicos de establecimientos como Starbucks y extremadamente difíciles de reciclar) para fomentar su reutilización.
El propio Starbucks se ha sumado a la iniciativa anunciando que impondrá por su cuenta un cargo de 5 peniques por vaso en sus tiendas de Londres a partir de febrero.
En 2015 el gobierno británico hizo lo mismo con las bolsas de plástico y consiguió reducir su uso hasta en un 80% mientras que otras marcas como Nespresso también han apostado por el reciclaje de sus cápsulas de café. Quienes están dispuestos a llevarlo al siguiente nivel son las compañías que apuestan por el packaging comestible. Una técnica innovadora que ya empieza a convertirse en tendencia.
Platos comestibles
La firma Biotrem le ha dado todo el sentido a la típica expresión de “me comería hasta el plato” que se dice cuando algo está rico.
Y es que se dedican a fabricar platos y cubiertos biodegradables hechos con salvado de trigo, que se descomponen orgánicamente en sólo 30 días frente a los meses y años que tardan en consumirse los platos de papel y los de plástico.
Una burbuja de agua que se come
Otra empresa, la start-up londinense Skipping Rocks Lab, ha diseñado Ooho, una especie de cápsula gelatinosa con forma de burbuja que sustituye la función de las botellas de plástico para el agua.
Ooho está hecha con un alga marina por lo que se puede degradar fácilmente o incluso comer.
Sus creadores esperan que el producto pueda llegar a erradicar las botellas de plástico algún día.
Una bolsa que se bebe
Otro ejemplo del packaging comestible es esta bolsa desarrollada por la compañía Avani, afincada en Bali, una zona del planeta en la que precisamente las bolsas de plástico son un grave problema de contaminación.
Están hechas de raíces de yuca y otras resinas naturales evitando derivados del petróleo por lo que no sólo son biodegradables en un máximo de 6 meses, sino también aptas para el consumo tanto animal como humano (previa disolución en agua).
Y un vaso que también se come
Son muchas las empresas que están poniendo su granito de arena para desarrollar nuevas soluciones de packaging comestible como alternativa al plástico.
Entre ellas también una start up de Bulgaria que ha desarrollado una copa similar a un cono de helado. Está hecha de cereales y además de comestible también es biodegradable. Además el envase que no afecta al sabor del contenido que lleva dentro.
Por cierto que esta empresa está buscando inversionistas para poder seguir ampliando el proyecto.