Nestlé admite en un documento interno que el 63% de sus productos no son saludables

  • Solo el 37% de productos de la marca logran una cifra superior a 3,5 en un sistema de calificación internacional
  • Quedan fuera de esta clasificación los alimentos infantiles, comida para animales, café, y nutrición médica
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La preocupación por una buena alimentación, saludable y sostenible con el planeta, es una de las tendencias que están marcando los hábitos actuales de los consumidores. La aparición del Carlos Ríos, y otros nutricionistas convertidos en influencers, como abanderado de una alimentación basada en la comida real es buena prueba de ello.

Carlos Ríos "destapa" en sus redes sociales aquellos alimentos que se venden como sanos y no lo son

Sin embargo, la industria alimentaria a nivel global sigue poniendo en el mercado alimentos que no son saludables para los consumidores. De hecho, el propio Carlos Ríos lleva años luchando para “destapar” algunas de las mentiras sobre ciertos alimentos que se venden como sanos, pero que no lo son, a través de sus publicaciones en redes sociales.

Pese a que algunas marcas ya están incorporando opciones sanas dentro de su abanico de productos, otras muchas aún tienen un largo camino por recorrer. Es el caso de Nestlé que, a principios de este año, ha reconocido en un documento interno que el 63% de sus alimentos y bebidas no son saludables.

Pese a que en su página web en España señalan que “Nestlé apuesta por una alimentación saludable para estar a gusto con la vida”, lo cierto es que en la realidad no parece ser así. El documento en cuestión fue enviado a los directivos de la empresa en Suiza, donde aseguraban que algunos de sus alimentos y bebidas "nunca serán saludables por mucho que se renueven".

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La información que se ha hecho pública esta semana, publicada por Financial Times, deja fuera algunos productos de la compañía, como la nutrición infantil, la comida para animales, el café y la nutrición médica. Del resto de artículos dentro del abanico que ofrece Nestlé, solo el 37% han logrado sobrepasar los 3,5 puntos en un sistema de calificación internacional, nacido en Australia, que es utilizado por varias organizaciones a nivel global.

La realidad tras los alimentos de Nestlé

Mientras que el 82% de las aguas y el 60% de los lácteos sí alcanzan el nivel saludable, el 96% del resto de bebidas que ofrece la compañía no supera los estándares salubres para ser reconocidos como tal. Casi el 100% de los productos de bollería, confitería y helados (99%) no son saludables según los estándares utilizados.

El documento interno de la compañía admite que han hecho "mejoras importantes" en sus productos, pero la cartera "todavía tiene carencias respecto a las definiciones de salud en un panorama donde la presión regulatoria y las demandas de los consumidores no dejan de crecer”, reza el texto.

El compromiso de Nestlé con la nutrición

Aprovechando la celebración del Día Mundial de la Nutrición, el pasado viernes Nestlé publicaba su Decálogo de Compromisos Nutricionales a través de su perfil de Twitter. 

Pese a las informaciones que se han conocido esta semana, la empresa asegura en estos compromisos que ninguno de sus productos contiene grasas trans. Asimismo, en las salsas de tomate, señalan que han reducido la cantidad de azúcares y sal añadidos "basándose en las recomendaciones de consumo". Otra de las mejoras recogidas es la ampliación de la gama de tabletas de chocolate sin azúcares añadidos, incluyendo variedades con porcentajes superiores de cacao (70% y 85%).

Estas y otras medidas, que se recogen en la web de la compañía, están enfocadas sobre todo en la alimentación infantil.

Nutri-Score, una calificación con polémica

Fue en 2018 cuando la que fuera ministra de Sanidad y Consumo, María Luisa Carcero, anunciaba la implantación en España del Etiquetado Nutricional Frontal, Nutri-Score, referencia de "la calidad nutricional de los alimentos y bebidas". Sin embargo, desde que viera la luz en España, esta clasificación no ha estado exenta de polémica.

La propia Nestlé comenzó a incorporarlo de manera paulatina en sus productos, y seguirán haciéndolo. Sin embargo, hay sectores de la industria que lo critican por no recoger la realidad de muchos productos ultraprocesados o lo ven insuficiente. Es el caso de la OCU, quién ha publicado su propia propuesta para mejorarlo, aunque lo apoya de base.

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La organización quiere que el semáforo cromático en el que se basa esta clasificación se extienda con información nutricional más detallada que aparece en la parte de atrás de los envases. Asimismo, pide que los ultraprocesados sean penalizados, además de valorar egativamente la presencia de determinados aditivos, como los edulcorantes.

No ajenos a la polémica, el pasado año, el ministerio de Consumo, liderado por Alberto Garzón, lanzó una consulta pública para que los ciudadanos mostraran su opinión acerca de este etiquetado.

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