Fake News y Posverdad, protagonistas de la Semana de la Comunicación en la Universidad Europea

  • Periodistas de El País, El Mundo y Huffington Post han debatido sobre ello en la universidad
  • "Lo bueno de esta época es que hay suficientes herramientas para que la verdad salga a la luz"
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Periodistas, publicistas, actores y otros profesionales de la comunicación han estado en la Semana de la Comunicación que cada año organiza la Universidad Europea de Madrid. En esta décimo cuarta edición, uno de los grandes temas que ha sobrevolado el Campus Universitario de Villaviciosa de Odón han sido las Fake News y la posverdad.

Debatiendo sobre ello hemos escuchado a:

  • Jorge Bustos, Jefe de Opinión del Diario El Mundo
  • Guillermo Rodríguez, Subdirector del Huffington Post
  • Fernando Peinado, Periodista de El País y responsable de la cobertura de la campaña de Donald Trump

Las Fake News, viejas conocidas

Las Fake News no son un fenómeno nuevo. “Las noticias falsas han llegado a provocar hasta guerras. El hundimiento del buque Maine es un ejemplo, en el 11M y los atentados de Barcelona también se vivió”, comentaba el Subdirector del Huffington Post.

"Trump ha sido el primer candidato en ganar con mentiras plausibles"

Para Guillermo Rodríguez lo que ha cambiado en la época que vivimos ha sido la manera y, sobre todo, la velocidad con la que se distribuyen esas noticias falsas. Coincidía en este punto la mesa de tertulianos al completo. Era Fernando Peinado quien centraba el tema en la campaña electoral de Trump: “Los políticos han mentido siempre, pero Trump es el primer candidato que consiguió ganar unas elecciones con mentiras plausibles”. Se refería, lógicamente, a la gran cantidad de fake news que se difundieron durante su carrera electoral a través de las redes sociales.

Para el periodista de El País, la campaña de 2016 en Estados Unidos fue la primera de la era de la posverdad. No porque los medios de comunicación no estuviesen cumpliendo con su función de control: “Esa función de control se estaba ejerciendo, pero no servía de nada. De ahí toda la frustración que sentíamos. El periodismo tradicional hizo un trabajo excelente, pero no funcionó”.

La mentira funciona cuando hay voluntad de ser engañado

Además de al propio candidato presidencial y su equipo de campaña, el Jefe de Opinión de El Mundo, trasladaba parte de la culpa del éxito de las Fake News al propio electorado: “Las Fake News no funcionarían si el votante no tuviese cierto deseo de ser engañado”. “La mentira es tan antigua como el deseo de ser engañado”, comentaba Jorge Bustos.

Lo que sí reconocía Bustos es que Trump no sería presidente si no hubiesen existido las redes sociales y si las emociones no jugasen un papel más valioso que la razón en época electoral. “Trump es el mayor propagador y denunciante de fake news de la historia”, intervenía el Subirector del Huffington Post.

Y Bustos le reconocía al presidente estadounidense el mérito de haberse convertido en “azote del periodismo tradicional” justo en el momento en el que los medios estaban siendo socialmente cuestionados.

¿Qué busca el lector?

En este punto, el debate derivó hacia la actitud del lector de medios de comunicación y del usuario de redes sociales: ¿Se leen periódicos distintos y se siguen opiniones diferentes en Twitter para poder ser ciudadanos más críticos o lo que se busca es reafirmarse en las ideas que cada uno ya tiene?

"En Twitter se buscan opiniones que reafirman convicciones"

Guillermo Rodríguez es de los que piensa que en Twitter se buscan opiniones que reafirman convicciones. Algo que, a juicio de Jorge Bustos, ocurre también cada vez con más frecuencia en los medios de comunicación. El Jefe de Opinión de El Mundo considera que los lectores piden cada vez más opinión y eso ha llevado a una confusión de géneros periodísticos y a la era de la posverdad: “La posverdad consiste en vestir de información lo que siempre fue opinión”, ha acertado en definir el periodista que además lanzaba una provocación: “Un buen periódico tiene que atreverse a llevarle la contraria a su lector cuando esté convencido de que le va a contar la verdad”.  

Todos en la mesa han defendido la legitimidad y necesidad de que los medios de comunicación tengan su propia línea editorial y han recordado que eso obliga al lector a leer más de un medio de comunicación para tener una visión lo más cercana posible a la verdad. “En otros países europeos, cualquier ciudadano, al margen de su clase social, dedica tiempo y dinero a leer prensa. Si no lees sobre distintas ideologías, te conviertes en un ciudadano radical”, aseguraba Bustos. “La gente busca sesgo de confirmación”, le apoyaba Fernando Peinado.

¿Qué hacer frente a las fake news?

Más que quedarse de brazos cruzados mirando a las Fake News, la mesa de debate de la Universidad Europea ha lanzado ideas para combatirlas:

  • Que los propios medios de comunicación denuncien fake news de otros medios
  • Que además de enseñar en la escuela a leer un periódico, se tomen medidas en el corto plazo
  • Muros de pago y cierres de contenido para evitar que los medios digitales dependan de los clics y las visitas
  • Diferenciación: ofrecer el producto que no ofrece nadie
  • Encontrar un “policía” verdaderamente neutral capaz de introducir controles en la red

En definitiva, se trata de evitar las “guerras de información que se avecinan” según la opinión del periodista de El País, Fernando Machado, y de mantener la credibilidad “que es lo más valioso que tiene un perdiodista” en opinión de Jorge Bustos. Y es que, en la era de Internet, intentar escamotear la verdad no sirve de nada: “¿Acaso TVE censuró el vídeo de las reinas Sofía y Letizia creyendo que, si ellos no lo emitían, la gente no lo iba a ver?”, preguntaba irónicamente Guillermo Rodríguez.

Y para terminar el debate, un poco de luz entre tanta tiniebla: “Lo bueno de las fake news es que hay suficientes herramientas en un mercado libre de la información para que la verdad aflore”. La frase es de Jorge Bustos.

Hacia un sistema de verificación

En una mesa redonda posterior, tres periodistas debatieron sobre la necesidad de crear sistemas de verificación: Julio Montes, Creador de la web maldita.es; Myriam Redondo, también docente experta en verificación; y Juan Luis Sánchez, Cofundador de eldiario.es.

La tarea no les resulta sencilla, porque “ni siquiera se conoce qué es realmente una web de noticias falsas”, apunta Montes. Y lo dice quien enfoca parte de su esfuerzo profesional a destapar bulos que circulan en la red.

La legislación es un terreno pantanoso. Ni siquiera la UE tiene claro cómo puede ayudar a esa regulación. Juan Luis apuntaba que la libertad de expresión no puede verse limitada. “Podemos caer en aplicar reglas que a la larga se vuelvan en nuestra contra”.

Todos somos responsables

Para ellos, la solución no va en una sola dirección. Los medios, los Gobiernos e instituciones deben actuar pero el ciudadano tiene también su responsabilidad: al igual que el aprendizaje social, adquirir unos hábitos de selección y verificación de nuestras fuentes es imprescindible para nadar en la Sociedad de la Información.

“Fake” si, pero ¿”news”?

Montes señala que el fallo de base “es que el lector piensa que la información procede de twitter”, cuando es precisamente el caldo de cultivo de la desinformación. “Nos gusta la versión que nos han dado y nos quedamos en ello”, añade Myriam Redondo. Ella aclara que por desinformación entiende también un titular tipo clickbait o un texto satírico que cae en manos de quien no sabe que lo es.

De Semáforo del silencio a cortocircuito de la mentira

Lejos de dejar en mala posición al periodismo, las fake news le devuelven al periodismo parte del valor que ha perdido en la última década: el de información veraz. Aunque, según el subdirector de eldiario.es, cambia la forma de obtenerla. “El trabajo del periodista siempre ha sido gestionar el silencio. Mediar entre dos extremos que no podían conversar entre sí. Ahora gestionamos el ruido. Cortociruitamos la mentira”.

Los ponentes coinciden en que erradicar la mentira requiere un tiempo y un dinero sólo posible si cambia el modelo de negocio periodístico.