Buceamos en el origen y el concepto de Teletrabajo

  • El teletrabajo surgió en los años 70, vinculado siempre a las tecnologías de la información y la comunicación
  • La primera vez que se contempló el trabajo a distancia en la legislación española fue en 2012 y la definición es "vaga", según los expertos
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Telé-grafo...
Telé-fono...
Tele-visión...
Tele-comunicaciones...
Tele-trabajo.

Trabajo que se realiza desde un lugar fuera de la empresa utilizando las redes de telecomunicación para cumplir con las cargas laborales asignadas. Así define el Diccionario de la Real Academia Española el teletrabajo.

Pero la descripción más precisa técnicamente hay que buscarla en la Organización Internacional del Trabajo (OIT):

El teletrabajo es la forma de trabajo que se realiza en una ubicación alejada de una oficina central o instalaciones de producción, separando al trabajador del contacto personal con colegas de trabajo que estén en esa oficina. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) hacen posible esta separación facilitando la comunicación.

Una distancia que hace del teletrabajo la opción ideal para situaciones excepcionales en las que se debe evitar el contacto físico, como por ejemplo la propagación mundial del coronavirus.

Trabajo a través de las telecomunicaciones

El término teletrabajo está formado por el prefijo griego “tele”, que significa “distancia” o “lejanía” y que, en este caso, hace referencia a las telecomunicaciones. Y es que no es lo mismo trabajar desde casa que hacer teletrabajo.

No hay que confundir trabajar desde casa con hacer teletrabajo

“El trabajo desde casa ha existido siempre. Para el teletrabajo, en cambio, son imprescindibles las tecnologías de la información y la comunicación”, asegura Mar Sabadell, Profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en declaraciones a Reason Why.

La etimología de la palabra hace referencia a desplazar el trabajo en lugar de ser los trabajadores quienes se desplacen, como ocurría con el modelo industrial que implicó el movimiento hacia los centros de fabricación. De hecho, el teletrabajo surgió precisamente para evitar desplazamientos, aglomeraciones y problemas de movilidad al tiempo que se reducía el consumo energético en plena crisis del petróleo en los años 70 en Estados Unidos.

Un poco de historia...

Hay precedentes bastantes años atrás en la historia que demuestran que trabajar desde casa no necesariamente tiene que estar reñido con la productividad. El ejemplo es el mismísimo Isaac Newton

Newton desarrolló la teoría de la gravedad trabajando desde casa

En 1665, cuando la Universidad de Cambridge se vio obligada a cerrar temporalmente debido a la propagación de la peste bubónica, Newton tuvo que trabajar desde casa y fue precisamente durante este tiempo cuando consiguió desarrollar el cálculo y la teoría de la gravedad.

Sin embargo, lo que hizo Newton fue simplemente trabajar desde casa. El teletrabajo no llegó hasta el siglo XX, ligado a las incipientes empresas tecnológicas.

Jack Nilles, el padre del teletrabajo

Durante la década de 1970, en plena crisis del petróleo en Estados Unidos, el físico e ingeniero Jack Nilles comenzó a pensar en formas de optimizar los recursos no renovables. No solo por su cantidad limitada, sino también por la contaminación derivada, las aglomeraciones y los problemas de movilidad.

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Nilles implementó el modelo de teletrabajo en la aseguradora en la que estaba contratado en 1973. Su idea consistía en conectar los teclados y pantallas de sus compañeros a estaciones remotas cercanas a la sede de la empresa. De esta manera, cada trabajador podía seguir trabajando como si estuviera allí, pero sin estarlo.

Sin embargo, a esas alturas de la historia, el desarrollo tecnológico no estaba lo suficientemente avanzado como para que el teletrabajo pudiese llegar a ser una realidad masiva. El salto tecnológico dado en las décadas siguientes, la bajada de los costes informáticos, la velocidad de las redes de comunicación y la difusión comercial de Internet pusieron a disposición de millones de personas los recursos necesarios para el teletrabajo. Por no hablar de la explosión tecnológica que supuso el desarrollo de Silicon Valley.

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Un cambio de mentalidad

El teletrabajo ofrecía la oportunidad de incorporar, de manera ágil, mano de obra muy vinculada al uso de las TIC y que no se encuentra disponible fácilmente en el mercado local. Hablamos especialmente de programadores que empezaban a ser muy demandados en los 80, pero que todavía eran escasos. En los 90, con el desarrollo tecnológico y de los sistemas de telecomunicaciones, el teletrabajo se empieza a reconocer como una herramienta de flexibilidad en la distribución de tareas y en la gestión del tiempo.

El teletrabajo permite flexibilidad, no solo en la distribución de tareas, sino también en la gestión del tiempo

Así, surgen los horarios flexibles adaptados a la globalización, vinculados tanto a la idea de externalizar la actividad empresarial como a la conciliación o, incluso, para frenar la despoblación en zonas rurales.

A medida que se han ido desarrollando nuevas tecnologías, se ha ido transformando también el concepto de teletrabajo. Si bien en los años 70 se trabajaba desde un único sitio, aunque distinto al de la sede original de la empresa, en nuestros días dispositivos como los teléfonos inteligentes y herramientas digitales como Skype o Zoom han permitido que se pueda teletrabajar desde cualquier lugar y momento.

Hablamos de organizarnos el trabajo espacial y temporalmente de una forma más transversal, sin barreras.- Mar Sabadell (UOC)

En días de transformación digital, el teletrabajo es móvil. No depende de una conexión fija en un lugar único y se vincula con la hiperconectividad y la hiperinformación.

Legislación laboral del teletrabajo

A pesar de que la primera semilla en torno al teletrabajo ya se plantó en los años 70, no fue hasta el siglo XXI cuando los países empezaron a contemplar el teletrabajo en sus respectivas legislaciones laborales. En el año 2002 surge el Acuerdo Marco Europeo sobre el teletrabajo, un punto de partida genérico para la negociación colectiva, aunque con anterioridad ya estaban vigentes algunas iniciativas en varios Estados miembro a nivel sectorial.

Aquí en España el primer reflejo en la ley es más tardío. Hablamos de una primera proposición de ley para regular el teletrabajo en 2010 que fue rechazada. Hubo que esperar hasta 2012 para la reforma laboral que implicó la modificación del artículo 13 del Estatuto de los Trabajadores.

En 2012 la ley española empieza a mencionar el "trabajo a distancia"

Entonces, fue la primera vez que se introdujo en la ley una definición sobre el trabajo a distancia “con cierta ambigüedad”, según los expertos, y limitándose a clasificarlo como una alternativa al trabajo presencial. No se incluyó ni la palabra teletrabajo ni se mencionaron las tecnologías de la información y la comunicación, sino que se reconocía el trabajo a distancia como la prestación de la actividad laboral de manera preponderante en el domicilio del trabajador o en el lugar que libremente eligiese de modo alternativo a su desarrollo presencial en el centro de trabajo de la empresa. “Una definición parca” y una regulación “insuficiente” en palabras de Mar Sabadell “que no ha permitido su desarrollo”.

La segunda modificación es mucho más contemporánea. Tan solo hay que retroceder al año 2019 para encontrarse con la modificación legislativa que permite al trabajador solicitar la adaptación de la jornada laboral (flexibilidad de horarios) y, por primera vez, también la posibilidad de adaptar la forma de prestar ese trabajo (elegir entre trabajar a distancia o hacerlo presencialmente).

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¿Llega tarde la regulación sobre el teletrabajo?

¿O por ser tan reciente contempla mejor la realidad laboral de nuestros días? En opinión de los expertos es más bien lo primero. Llega tarde y los motivos pueden estar relacionados con la cultura española del “presentismo laboral”.

En España estamos muy acostumbrados al control del trabajo presencial.- Mar Sabadell 

Cuando la realidad debería estar más orientada a objetivos que a horas trabajadas. En su opinión queda camino por recorrer en cuanto a la legislación del teletrabajo. Y es que “la ley se limita a definirlo vagamente” sin entrar en detalle sobre cuestiones prácticas como la seguridad y la salud de los trabajadores o sobre quiénes recaen las obligaciones de proporcionar los equipos de trabajo.

Sin embargo, por ser justos, esta experta aclara también que existe “indefinición en general en todos los países” con respecto al teletrabajo.

Así las cosas, un estudio de Adecco atribuye al teletrabajo un porcentaje del 7,9% del total de ocupados el cuarto trimestre de 2019 en España, cifra que equivale a poco más de 1,5 millones de personas. lo que supone un nuevo máximo histórico y un aumento interanual de cuatro décimas respecto al año anterior.

Son datos referidos al teletrabajo entendido como una forma de organizar el trabajo que reúne las siguientes condiciones:

  • Un trabajo que se realiza fuera del lugar normal de trabajo de manera que el trabajador no se encuentra físicamente vinculado a su centro de trabajo en la totalidad del tiempo que cumple con sus obligaciones contractuales
  • Un trabajo que implica el uso y soporte de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs)
  • Un trabajo que se organiza de manera diferente. Éste es un factor clave ya que, aunque se cumplan las variables anteriores, pueden existir labores que se realizan fuera de centros de trabajo y con apoyo de las tecnologías de la información, pero no son teletrabajo. Únicamente lo serían si se modifica la organización y los métodos con los que tradicionalmente interactúa el trabajador en su puesto de trabajo y con la empresa
  • Un trabajo que permite ser desarrollado desde cualquier lugar (no dispone un lugar fijo) y cualquier momento (no requiere un horario fijo) utilizando siempre las TICs como apoyo

Por tanto, todas las definiciones que se queden fuera de estas exigencias no pertenecen al profundo e interesante océano del teletrabajo. 

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