Decía Gabriel García Márquez que la ética no es condición ocasional del oficio periodístico, sino que “debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón”, una afirmación que complementa John C. Merrill, Catedrático de Ética Periodística, para quien “la ética debe proveer al periodista de normas, principios básicos o reglas con las que puede juzgar las acciones correctas o incorrectas, buenas o malas, responsables o irresponsables”.
Dos de las múltiples citas que se han escrito sobre la ética del periodismo, un valor más alza que nunca después de la firma y presentación de “Un compromiso ético para el futuro”, un documento consensuado por periodistas y directores de comunicación de la Asociación de la Prensa de Madrid, la FAPE, la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) y la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).
Para entender la motivación y el momento de un documento calificado como “vivo” por sus firmantes, con el que pretenden responder a los desafíos que la profesión de los periodistas y comunicadores afrontan en un contexto marcado por las fake news, la crisis económica las empresas periodísticas o fenómenos como la “infodemia”, que se refiere al exceso de información, alguna sin rigor, que se difundido durante la pandemia, en el que la sociedad ha buscado más que nunca certezas en los medios de comunicación como su única venta al exterior del confinamiento. Con el objetivo de refundar la confianza en los profesionales de comunicación y reafirmar su compromiso de informar verazmente a la sociedad, las asociaciones anteriormente citadas han presentado un documento que esperan sea una guía para este oficio.
Y la publicación de “Un compromiso ético para el futuro” ha tenido lugar en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid justo en un momento en el que el periodismo guarda luto por la muerte dos de sus compañeros: Roberto Fraile y David Beriain, reporteros españoles asesinados en Burkina Faso cuando realizaban una investigación sobre el tráfico de animales y furtivos. Así, los presentes en el acto han guardado un minuto de silencio en su memoria, que ha venido acompañado de un mensaje de Juan Caño, Presidente de la APM: “Estos días vuelan más que nunca balas sobre nuestras cabezas y algunas han segado la vida de dos compañeros admirados. Por eso, más que nunca, es importante que se puedan firmar documentos como este. La profesión necesita estructuras éticas de comportamiento para salvar las dificultades que nos asedian”.
Precisamente, Caño ha sido el encargado de moderar una mesa redonda sobre los principales temas que aborda “Un compromiso ético para el futuro” y en la que han participado los responsables de las asociaciones firmantes:
- Miguel López-Quesada, presidente de Dircom desde noviembre de 2018 y director Corporativo de Comunicación, Marketing y Relaciones Institucionales de Gestamp.
- Nemesio Rodríguez, presidente de la FAPE desde abril de 2018. Desempeñó su labor periodística en la Agencia EFE desde 1974 hasta 2012.
- Íñigo de Barrón, presidente de APIE. Barrón ostenta el cargo de presidente desde abril de 2015 y lo compagina con el de corresponsal en El País.
Los ejes de la conversación han discurrido por el propio cauce que persigue “Un compromiso ético para el futuro”, estructurado en tres apartados: el primero sobre los compromisos de los directivos de comunicación, el segundo sobre los compromisos de los profesionales de los medios de comunicación y un tercer apartado en las relaciones informativas de las partes.
Los Dircoms se comprometen a facilitar información veraz
El carácter más novedoso de este compromiso ético es que supone un acercamiento público entre Dircoms y profesionales de los medios, que según López-Quesada (Dircom) “no deben ser mundos enfrentados. Cada uno tenemos nuestros intereses, pero debemos avanzar para dar respuesta al bien común de una sociedad bien informada como el único modo de tener una sociedad más fuerte y democrática”.
Así, los Directores de Comunicación se comprometen a facilitar información veraz y de calidad a los profesionales de los medios de comunicación, en una relación en la que a veces existen tensiones que se reflejan en la propia cadena de mando de las empresas informativas. Cabe recordar el dato ofrecido por el último Informe Anual de la Profesión Periodística de la APM, donde la mayoría de los periodistas encuestados reconoce recibir presiones para sus informaciones, no por cuestiones formales, sino de contenido; y hasta un 56% afirman que son los propios directores de sus medios los ejercen presión sobre ellos.
Para fortalecer la relación entre comunicadores y periodistas, los Dircoms se comprometen a estar disponibles para los periodistas y sus peticiones, aportando información relevante para los profesionales de los medios y la sociedad. Y en esa relación fluida que se plantea, los comunicadores apuestan por canalizar y facilitar los contactos entre los periodistas y los responsables de las empresas de acuerdo con la política de comunicación de éstas.
Asimismo, esta parte del oficio periodístico ha de conocer los plazos, medios y dinámicas del trabajo de los periodistas en los medios para facilitar su labor y ajustar sus respuestas a esas condiciones en la medida de lo posible, trasladando las expectativas de la respuesta. También existe en la hoja de ruta el deber de formar a los directivos de sus empresas en las dinámicas de los medios, recordándoles el deber de usar un lenguaje claro y directo, que escape de las respuestas vacías.
La parte de los compromisos de los Dircoms se completa con una negativa a ejercer discriminación a periodistas y medios, así como reflejan una cuestión cada vez más conflictiva en los medios de comunicación. “Las estrategias comerciales y publicitarias no deben condicionar el contenido informativo. Los contenidos pagados no se utilizan como sustituto o elemento de interferencia en las relaciones y publicaciones informativas”, en alusión a la diferenciación entre branded content y contenidos informativos de las propias empresas, objeto de información, pero también anunciantes.
Por último, los Dircoms respatarán las relaciones entre los Departamentos de Comunicación de las empresas y cada medio o profesional de información, lo que exige también por parte del periodista el respeto de los off the récord en las declaraciones. Con todos estos compromisos, se pretende establecer una relación conciliadora entre dos partes que, según los firmantes del documento, son dos caras de la misma moneda, puesto que la gran mayoría de los Dircoms son periodistas o lo han sido.
“El comunicador es la fuente y el periodista busca verificar los hechos con la fuente. Y eso es más necesario que nunca, hay que intensificar la verificación con la fuente, porque nuestra profesión la está abandonando y eso no hace más que reforzar el estado decadente en la actualidad y de falta de confianza que atraviesan los medios y los periodistas”, ha señalado Nemesio Rodríguez, Presidente de la FAPE, en un anticipo de la parte de “Un compromiso ético para el futuro” que afecta a los periodistas.
Los profesionales de los medios cuidarán sus informaciones
Según las asociaciones que han suscrito el acuerdo, el único modo de reforzar la ética de la comunicación es un con un acuerdo de deberes y normas por parte de las dos partes. Por eso cada una tiene unos compromisos bien diferenciados que en el caso de los periodistas empieza con la aspiración de publicar y difundir información veraz. Este objetivo se complementa con el segundo planteado, como es el de contrastar las informaciones con varias fuentes solventes, aplicando el citado principio de verificación, sobre todo aquellas que proceden de redes sociales o de fuentes interesadas, sobre todo si son anónimas.
En este sentido, hay en el espíritu de la declaración un fuerte compromiso por combatir los bulos y rumores infundados, que han sido frecuentes, por ejemplo, en el tratamiento de la información durante la pandemia, “que ha exigido un plus de exigencia de la verdad a la hora de contar los hechos”, ha señalado Íñigo de Barrón, Presidente de APIE, quien ha pedido “un compromiso de autorregulación como el que plasma este documento, el método más eficaz porque evidencia que se ha hecho un diagnóstico previo por parte de ambos lados y que ha tenido un contenido crítico importante por parte de nosotros mismos. Así hemos dejado claras las reglas para evitar los atajos que muchas veces se toman con las compañías para alcanzar réditos económicos, caminos cortos que no hacen más que envenenar la relación entre las partes”.
En los compromisos de los profesionales de los medios de comunicación también hay apartados sobre la propia organización del trabajo. De este modo, los periodistas afirman que trasladarán de forma clara plazos y características de la información pedida a las Direcciones de Comunicación de las empresas, así como garantizarán la capacidad de las compañías e instituciones de aportar su punto de vista sobre informaciones que les afectan con plazos suficientes.
Otro de los puntos afecta a la propia calidad de los contenidos. Así, los periodistas deberán “seguir las mejores prácticas en materia de reconocimiento de erratas y errores factuales, poniendo en marcha fórmulas efectivas para evitar su posterior multiplicación y redifusión”, un precepto con más validez aún si cabe en un contexto en el que muchos medios de comunicación han lanzado muros de pago o sistemas de suscripciones que deberían exigir un rigor extremo también en este sentido.
Asimismo hay cuestiones ya recogidas en la parte de los Directores de Comunicación que se analizan desde la parte del profesional de los medios, como que las estrategias comerciales o publicitarias de las empresas no condicionen el contenido de las informaciones y, por supuesto, que ofrezcan la oportunidad a las empresas, instituciones o personas afectadas en una información de ofrecer su propia versión de los hechos. Finalmente, los periodistas se comprometen a no utilizar nunca en beneficio propio las informaciones de las que se haya tenido conocimiento de modo anticipado, confidencial o privilegiado como consecuencia del ejercicio profesional.
Respeto a la independencia y conciliación
Descritos los compromisos de cada una de las partes, en la parte final del documento se abordan cuestiones comunes a ambas, como las que afectan a los acuerdos institucionales y relaciones publicitarias entre empresas y medios, que “no serán utilizadas para interferir en el tratamiento de las informaciones o en la difusión de información corporativa”.
Aquí se valida también que los acuerdos han de tener condiciones transparentes y objetivas y no serán usadas por los medios como fórmulas para garantizar un tratamiento editorial favorable o desfavorable, en caso de no existir. Tanto periodistas como Directivos de Comunicación se reconocen mutuamente la buena fe como punto de partida, “evitando cualquier situación de indefensión”, respetando el derecho a la presunción de inocencia entre las partes.
Y en las consideraciones finales hay alusiones directas al uso de, por ejemplo, las herramientas tecnológicas que tanto profesionales de los medios como Dircoms deberán usar de forma responsable. Por último, las asociaciones firmantes reconocen un aspecto como el de la conciliación personal y familiar, así que ambas partes tendrán en cuenta el respeto de los horarios profesionales, un factor de preocupación admitido por los periodistas en el Informe Anual de la Profesión Periodística, donde un 60% reconocen que el teletrabajo ha aumentado sus horarios por encima de las jornadas laborales reguladas.
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